La cirugía de Mohs es un procedimiento que se destaca por su capacidad de tratar el cáncer de piel con una precisión extraordinaria. La técnica consiste en extirpar el tumor capa por capa, examinando cada una al microscopio durante la operación. Este enfoque asegura que solo el tejido canceroso sea removido, preservando la mayor cantidad posible de tejido sano. Este método es particularmente crucial para los cánceres situados en la cara, donde cada milímetro de tejido sano conservado puede marcar una diferencia significativa en la funcionalidad y apariencia post-cirugía.
El proceso meticuloso de la cirugía de Mohs permite alcanzar una tasa de éxito inigualable, especialmente en tumores primarios. La evaluación constante de las muestras extirpadas durante la cirugía garantiza la eliminación completa del cáncer.
La cirugía de Mohs, nombrada así por su creador, el Dr. Frederic Mohs, es un método de cirugía micrográfica. Se diferencia de otros tratamientos de cáncer de piel en su enfoque detallado y su capacidad para evaluar el 100% de los márgenes del tumor, no solo una muestra representativa. Esta técnica es especialmente beneficiosa para tratar carcinomas basocelulares y espinocelulares, los tipos más comunes de cáncer de piel no melanoma.
El Dr. Mohs desarrolló esta técnica en los años 30, y desde entonces, ha evolucionado significativamente. Inicialmente, la técnica utilizaba un método de fijación química, pero con el tiempo se ha perfeccionado hacia un enfoque quirúrgico más refinado y eficiente.
Tras la cirugía de Mohs, los pacientes suelen enfrentar un período de recuperación que, aunque varía según el individuo y la extensión del tratamiento, generalmente es menos arduo en comparación con otras intervenciones quirúrgicas para el cáncer de piel.
El pronóstico tras una cirugía de Mohs es generalmente muy positivo, dada su alta tasa de éxito en la eliminación del cáncer de piel y la baja probabilidad de recurrencia.
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